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No nacimos con alas ni angelados. Nacimos cuidados.

Vinimos a este plano a experimentarnos como dioses y diosas. A jugar a la luz y la oscuridad.

Nacimos con una misión que en muchos casos no recordamos porque ese no recuerdo era parte del pacto, del juego. Desandar el camino, desaprender, renombrar. Allí las claves para recordar la misión de vida y las pasiones como pistas.

Cuando comenzamos este juego, al momento de nacer, mantenemos nuestro canal abierto en comunicación con el Origen. Empezamos un camino guiados por los adultos que nos tocaron y a lo largo del camino tocaremos luces y sombras, nos daremos de frente con el ego miles de cientos de veces y cada tanto algo nos recordará que somos eso que llaman “seres de luz”, es decir; una parte de la nada y por lo tanto del TODO.

No nacimos con alas, nacimos con la posibilidad de contactar con ese Origen que nos recuerda que esto es un juego, pero de ángeles: NADA.

Lo que sí es cierto es que esas entidades encargadas de cuidar de seres biologizados como nosotros, cada tanto bajan en picada y nos acomodan la percepción. Pero parece que la humanidad está entendiendo que esos seres no bajan para todos, es más, para algunos no han bajado nunca.

Hoy muchos de nosotros, humanos con luces y sombras, nos sentimos perdidos, desamparados, sin entender. Estamos en un carrusel que parece no parar nunca y no divierte a nadie, un carrusel macabro que nos marea, nos provoca nauseas. Hemos comenzado a despertar y…. ¿para qué?, preguntan muchos y con razón. Porque no pueden ver más allá. Siempre digo: si no disfrutas de la película ve a escuchar a los que te cuenten el final, que te dirán que sí hay luz al final del túnel, pero NO sufras, no te dejes tentar ni por un segundo con el miedo y la desconfianza. El plan es perfecto porque es del Origen.

Pareciera haber claramente dos grupos en este planeta, ¿verdad?

Pues sí, así mismo es. No hay buenos y malos. Lo que sí hay es unos que juegan medio adormecidos con sus sombras, tratando de hacer brillar su lámpara de Aladino interna y los otros: los que han caído en la oscuridad hace décadas y se han perdido en ella. Ambos somos necesarios para el juego, PERO: debes saber que, por primera vez en la historia de este experimento llamado humano en la Tierra, los oscuros han quedado a la deriva, han quedado des-cabezados. Esas “intenciones” que los movían como robots ya no existen y andan como monos con navaja tratando de salvarse y en sus intentos nos aterrorizan o eso intentan.

Nosotros no nacimos con alas porque los ángeles no bajan ya a la Tierra, pero sí nacimos con la herramienta cuántica de co-crear nuestro futuro y en esa co-creación somos asistidos por las treinta y seis dimensiones y en una de esas están los famosos ángeles. Ahí es cuando hacemos brotar y brillar las alas del alma.

Los oscuros no solo no han nacido con alas, sino que han sido des-alados. Podrán intentar el terror apuntando a nuestro ego tan fan del miedo, pero debemos recodar a cada momento que ELLOS jamás tendrán esa asistencia angelical, ni de puta casualidad.

La libertad comienza en TU interior. Enciende tu luz y vete al espejo, quédate en silencio respirando y comenzarás a ver dos luces púrpuras por sobre tus hombros. No te asombres, así como los aviones tienen luces en sus alas… ¿qué crees? TÚ TAMBIÉN.

(María Van)

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