La diferencia sustancial entre gratitud y apreciación:
Los niños no agradecen, aprecian. Cuando le das un regalo a un niño, lo mira, lo abre con entusiasmo, se olvida
del mundo y experimenta la alegría. Sus adultos, enseguida le indican que debe agradecer. Es ahí cuando el niño sale de su éxtasis y con cara seria y voz bajita dice «gracias».
Los niños no agradecen naturalmente, ellos aprecian naturalmente y eso se debe a que aún no han olvidado el poder que tienen.Cuando agradeces, lo que sucede inevitablemente, es que agradeces que haya sucedido algo porque podría no haber sucedido.
Esto, sostenido en el tiempo, hará que comiences a vibrar negativamente sobre eso que deseabas y ahora tienes.
Si, en cambio, te dedicas a apreciar, le estarás dando más vibración a adorar lo que conseguiste y mucha menos atención a la posibilidad que había de no conseguirlo.
Cuando aprecias algo lo admiras, lo amas, lo disfrutas.
Cuando agradeces algo es inevitable que la carencia de eso que agradeces esté presente en la ecuación.
Esto no significa que dejes de enseñarle normas de etiqueta a tu hijo pero déjalo que vibre en la apreciación y aprende de él.Prefiere siempre apreciar antes que agradecer. Decir repetidamente «Gracias Universo. Gracias Universo…» te mantiene en carencia. La clave está en apreciar lo que sí sucede en tu vida, simplemente. Al apreciar enfocas en abundancia. Al agradecer creas dualidad y enfocas en carencia.
El lenguaje del Universo no es oral, no escucha tu «Gracias Universo».
El Universo entiende tu vibración de apreciación y en base a eso responde.
Es física, es LEY.
(María Van)
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