Cuando una mujer le dice a sus hijos que no se separó de un marido violento para que ellos tuvieran un padre lo que está haciendo es deslindarse de la responsabilidad por su propia vida. Está poniendo automáticamente en sus hijos la culpa por cada golpe que ella recibió. Y esto ES VIOLENCIA.
Cuando una persona tiene hijos para darles lo que esa persona no tuvo está ejerciendo violencia, aunque la intención sea “amorosa”. Porque está obligando a sus hijos a vivir lo que esa persona en la infancia no vivió y cree que sería bueno haber vivido.
Lo que yo no viví en mi infancia debo trabajarlo y transmutarlo, NO pasárselo a mis hijos.
Por otro lado, una mujer que se queda al lado de un hombre que la maltrata y dice que es por sus hijos lo único que está haciendo es escudarse en sus hijos por su propio miedo a enfrentar la separación, su propio miedo a generar sustento o quedarse sola.
Muchas mujeres explican que se quedaron con un hombre maltratador para que sus hijos no vivan la ausencia de un padre como ella en su infancia. Lo que en verdad está sucediendo a nivel inconsciente es que esa niña que ella fue se resiste a dejar ir “a papá” una vez más. Para el inconsciente todo es literal.
Las consecuencias de hijos que crecen en violencia son muchas y caras. Una niña que crece siendo cómplice obligada de cómo su madre es maltratada aprende que hay que soportar cualquier cosa con tal de quedarse al lado de un hombre. Un niño que crece siendo cómplice obligado de cómo su madre es maltratada aprende que los hombres son dueños de las mujeres y que pueden hacer con ellas lo que quieran.
Y también, si mamá dice que se queda por sus hijos, esos hijos aprenden el sacrificio por los demás hasta el punto del riesgo de vida. Cuando una mujer le dice a sus hijos que se queda al lado de papá golpeador por ellos lo que está haciendo es romperles el corazón de a poquito porque cada vez que la vean herida creerán que se deja herir por ellos, son secuelas GRAVES.
Lo único que los hijos necesitan de sus padres es coherencia y madurez emocional, que vivan en bienestar y tomen decisiones sanas de adultos, no que decidan desde su carencia emocional infantil.
Que una mujer no se atreva a separarse y DENUNCIAR a un hombre violento y de esa forma PROTEGER a sus hijos de un padre que enseña violencia es consecuencia de un sistema al que denominé MANUAL DEL ORTO. Un sistema que busca, generación tras generación, que nada cambie para que sigamos dormidos y dormidas produciendo y consumiendo, adoctrinadísimos. Es misión de todos quienes somos adultos romper estas cadenas liberándonos desde el espíritu y así brindar ejemplo a los pequeños que nos observan todo el tiempo.
(María Van)
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