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He escuchado a mujeres, de diferentes edades y diferentes países, que sufren esta problemática.

Me cuentan más o menos lo mismo: que no pueden evitar dar con hombres comprometidos. El que no está casado está en un proceso eterno de divorcio (que jamás acaba) o de novio o a punto (incluso) de casarse.

Hablo de problemática porque en el caso de estas mujeres no es una situación elegida, es decir, claro que hay mujeres y hombres que se permiten salir y relacionarse con personas comprometidas pero eso es una elección personal, la problemática surge cuando esto no me hace sentir bien, no es lo que busco, no es lo que deseo y encima noto que no puedo evitarlo, como si fuera una maldición que me persigue.

Me han contado que conocen a un hombre, que se presenta como soltero y sin compromiso, que todo va fabuloso y a los tres o cuatro meses él confiesa que está casado y que «no te lo dije antes porque no quería perderte”.

Y allí comienza un camino muy tortuoso donde ella se sentirá, en primer lugar, estafada emocionalmente pero a la vez ya enamorada y cómo él promete que se está separando pronto, ella cae en la trampa de esperar y esperar y esperar.

En esta relación ella pasará a un lugar de clandestinidad, lo aceptará a cambio de un futuro prometedor donde se supone que ella será la oficial. Aquí tenemos el modelo del sacrificio que no lleva a ningún destino agradable.

Comenzamos a percibir la vida desde un lugar donde para conseguir la felicidad primero debo sacrificarme.

Luego de escuchar varios casos seguidos de esta clase, pude ver un denominador común en ellos, por eso comencé a hablar de «programa de clandestinidad».

Más allá del hecho de conocer siempre hombres comprometidos ¿qué tenían en común todas estas mujeres?

Bien, todas ellas en algún momento de su infancia habían escuchado que «él está con otra», que «él tiene otra», que «a él sólo le importa la otra» o que «el nos dejó por la otra» y conceptos similares.

¿De parte de quién habían escuchado estas frases? En la mayoría de los casos de su madre y en el resto de los casos (la minoría) de otra mujer importante de su familia, esto es: abuelas, tías, madrinas o hermanas mayores. Es decir de mujeres que en nuestra infancia son referentes.

El inconsciente toma TODO de forma literal y no comprende que hay un pasado, un presente y un futuro. Para el inconsciente siempre es AHORA. Por lo tanto, si en mi inconsciente yo he grabado a una edad muy temprana, que «él está con otra» y la oficial está llorando y pasándola mal, cuando yo crezca y sea una mujer con ganas de emparejarme ¿qué creen que mi inconsciente buscará a la hora de elegir un hombre? ¿buscará ser la que se queda llorando o buscará ser «la otra» con la cual EL está, a la cual EL elige?

Aquí comienza la toma de consciencia y con ella la desprogramación. Esa «maldición» por la cual yo creía estar poseída se desvanece al tomar consciencia de mi historia. Tal vez (en muchos casos sucede esto) siempre he sabido que mi padre le era infiel a mi madre pero nunca había comprendido hasta qué punto eso me venía afectando y condicionando a mí a la hora de emparejarme con alguien.

Aquí entra la ecuación fundamental de Enric Corbera:

c/t=Cs

(un dato que siempre he tenido, en determinado momento me hace un clic y tomo consciencia)

Si además EL era el que, según palabras de mi madre «nos abandonó por la otra», era mi padre, entonces tengo que comprender que lo que he venido buscando en todos esos hombres comprometidos que conocí fue a mi papá, al paternaje que siento que me faltó. Porque cuando yo era pequeña mi inconsciente comprendió que PAPÁ elegía a la otra y estaba con ella o (peor aún) nos había dejado por la otra.

Me han tocado casos (pocos) en los cuales la mujer consultante no recuerda haber escuchado sobre infidelidades en su familia. En este caso lo que suele suceder es que los adultos han ocultado a los niños estos hechos con el fin de protegerlos. Pero la información familiar es energía. No importa si la niña escuchó o no escuchó, lo sabe, está en su paquete de información y está encapsulado hasta el día de hoy.

Claro que es importante mantener los problemas de los adultos en el ámbito de los adultos, no se trata de contarle a los pequeños situaciones dolorosas que no van a poder comprender. Sí se trata de evitar el dramatismo.

Distinguir que los hijos NO son ni los terapeutas ni los amigos de sus padres, no tienen la tarea de contener a sus padres.

Entonces me dicen, «María, y ahora que sé esto ¿qué hago?”

Bien, transforma la relación con mamá.

Tomarás consciencia de cómo te ha afectado eso que siempre has sabido. Has sido una marioneta manejada por los hilos de un programa originado en tu infancia.

Esto puede resultar difícil de hacer en soledad. uno toma consciencia, hace consciente esa información y luego no sabe por dónde seguir, por eso el acompañamiento es importante

Deja pasar el tiempo, que baje la información, que se asiente y conecta con tu Ser Interior.

Pronto serás libre y podrás elegir pareja desde un lugar de sanidad, no más clandestinidad, ya no aceptarás ser ocultada por nadie porque ya sabrás que la clave no está en ser la oficial ni en ser la otra. La clave está en ser tú misma en abundancia y atraer a un hombre en abundancia.

(María Van)

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