Es la base de esta experiencia física llamada vida transitar cada día diferentes eventos, situaciones, conversaciones, recepciones de noticias, elecciones y definiciones. Vivencias que podemos juzgar como “alegrías”, “buenas noticias”, “lo que tanto esperé”, “lo que jamás pensé me pasaría a mí”, “un problemón”, “un conflicto” o “lo peor que me podría haber sucedido.”
Cada día despertamos a una posibilidad renovada y limpia para poner a prueba nuestra percepción. Frente un evento (cual sea) podemos elegir, desde nuestra percepción, si lo vamos a transitar como un conflicto, un problema, un aprendizaje o una nueva lección para despertar más consciencia.
Durante la semana surgieron estas palabras en base a un intercambiado de correos con un participante de mis cursos. Y me quedé pensando en todo el poder que tienen estos tres términos.
Gran parte del trabajo interno que debemos hacer para mantenernos en un bienestar equilibrado y sostenido tiene que ver con estos conceptos.
¿Qué es lo que hace que frente al sí que te dieron para un nuevo puesto de trabajo te sientas feliz?
Bien, tu sistema de creencias. Vienes hace tiempo creyendo que un mejor puesto de trabajo te dará más reconocimiento, nuevas personas para conocer y crecer profesionalmente, una ganancia mensual más alta, tal vez la posibilidad de mejores vacaciones, etc… Llegar a obtener todo esto te pone feliz, ok.
¿Qué es lo que hace que frente a un diagnóstico de diabetes agudo te sientas triste?
Bien, tu sistema de creencias. Vienes de toda la vida creyendo que las enfermedades son algo negativo, algo de lo que hay que huir, algo de temer. Crees que la diabetes es difícil de revertir por lo tanto crees que vivirás con medicamentos de por vida y eso te traerá gastos extras que no sabes cómo solventarás. Además crees que tus posibilidades físicas se verán reducidas, tal vez no puedas hacer ese viaje tan esperado. Tu alimentación estará limitada y crees que ya no disfrutarás ciertas reuniones en las cuales sirven dulces, etc… Pensar en vivir todo esto te pone triste, ok.
Vamos a pensarlo cuánticamente:
Acaban de darte el sí para ese nuevo trabajo. ¿No pensaste que tal vez el reconocimiento social que te va a dar ese nuevo puesto puede costarte muchas más horas frente a la computadora y muchas menos horas de disfrute con tu familia y amigos? ¿No se te ocurre que entre toda esa gente nueva que vas a conocer puede haber alguien muy carente en sus emociones dispuesto a endiablarte la vida? ¿No contaste con que ese aumento en tus ingresos tal vez vayan a parar a un tratamiento médico por todo el estrés que semejante puesto te podría ocasionar? ¿No caíste en la cuenta que esas tan ansiadas vacaciones tal vez te encuentren distanciado de tu pareja por peleas continuas sobre la falta de tu presencia en tu hogar?
No estoy intentando, bajo ningún punto de vista, desanimarte con tu nuevo empleo. Solo te estoy invitando a sentarte a la enriquecedora mesa de “ponerse en duda”.
Acaban de diagnosticarte diabetes aguda. ¿Ya te pusiste a saltar de alegría reconociendo que al fin llegó la oportunidad tirar al carajo las viejas recetas y comenzar a formarte en alimentación saludable? ¿Ya comenzaste a buscar por todos lados tratamientos de medicina alternativa para aprender ayurveda, descodificación, sanción por gemas, etc…? ¿Ya estás entrando en el entendimiento de que este diagnóstico puede ser la puerta concreta para entrar a un espacio propio, íntimo, en el cual comiences a trabajar esas emociones ocultas por años y así liberarte? ¿Ya comenzaste la lista de invitados a la fiesta que vas a dar para celebrar tu inminente transformación con un exquisito menú libre de azúcar?
No estoy intentando, bajo ningún punto de vista, animarte a tragar kilos de caramelos hasta reventar buscando un diagnóstico de diabetes para ser feliz. Solo te estoy invitando a sentarte a la enriquecedora mesa de “ponerse en duda”.
La forma en la cual recibimos una situación en la vida y el modo en que nos impacta tiene que ver con una moneda con dos caras: “Si x cosa sucede me sentiré bien.” “Si x sucede me sentiré mal.”
Y van tales cosas sucediendo o no sucediendo y nuestro estado de ánimo atado a esas creencias sobre esas cosas. Mientras sigas creyendo que X cosa te hará bien y X cosa no suceda te sentirás mal. Siempre tenemos el poder de decidir. Aún con nuestro cuerpo físico encarcelado, aún con nuestra mente agotada, SIEMPRE nuestro Ser Interior puede ponerse al mando y decidir sacarnos de cualquier situación conflictiva, si se lo permitimos, claro está.
¿Lo ves? Un Curso de Milagros dice que todo sufrimiento no es más que una percepción errónea de la realidad. Y yo te digo que tu percepción de tu realidad está basada en tus creencias. Cuando no te gusta tu realidad no debes luchar contra ella, simplemente debes sentarte a la enriquecedora mesa mental de “ponerme en duda” y revisar viejas creencias, revisarlas a fondo, hasta el caracú.
Tanto para lo que juzgamos en general como positivo, el ejemplo de un nuevo y mejor puesto de trabajo, como lo que solemos juzgar de negativo, el ejemplo de un diagnóstico agudo de diabetes, nos serán de utilidad las tres palabras que mencioné al comienzo, las 3 D. A saber:
DESDRAMATIZAR: LIMPIAR LA PARTE NOVELEZCA, LA DECORACIÓN MORBOSA, LA COSTUMBRE DE REVOLCARSE UNA Y OTRA VEZ EN EL MISMO ASUNTO.
Estoy viviendo una situación que me pone eufórico de felicidad. Bien, voy a elegir transitar esta situación en calma, bienestar, disfrute y apreciación y voy a limpiar la euforia, la emocionalidad que está de más. Eso es desdramatizar.
Estoy viviendo una situación que me tiene muerta de angustia. Bien, voy a transitar esta situación en calma, bienestar aquí y ahora, disfrute porque sé que es una lección para crecer y voy a limpiar el sentimiento de muerte en vida, la emocionalidad que está de más. Eso es desdramatizar.
DESACTIVAR: EL PODER QUE CADA UNO DE NOSOTROS TIENE DE PONER FIN A UNA CUESTIÓN, CORTAR EL CHORRO, DECIR BASTA Y A OTRA COSA. DEJAR DE ALIMENTAR EL FUEGO NEGRO DEL VICTIMISMO.
Esta situación (que juzgo de positiva o negativa, da igual) es lo que es. Le voy a dar un tiempo diario de mi atención y luego voy a decidir poner mi energía, es decir ACTIVAR, en otra cosa, otra situación, otro proyecto, otras vivencias, otros temas. Eso es desactivar un asunto y depende de uno con uno mismo, porque es un asunto que yo estoy creando con mi vibración puesta en ese asunto constantemente, hablando del asunto, pensando en el asunto, leyendo del asunto.
DESCONECTAR: EL PODER DE DESENCHUFARME DE ALGO QUE EXISTE ALLÍ AFUERA Y NO DEPENDE DE MI QUE DEJE DE EXISTIR PERO SIEMPRE TENGO EL PODER DE DESCONECTARME. TIRONEAR DE ESE CABLE INVISIBLE QUE ME ENCHUFA A ESE TEMA Y TAN TAN, UNPLUGGED.
Mucha gente está hablando del caos social (por ejemplo). Mis amigos conversan sobre el caos social, la vecina habla del fin del mundo, se armó debate furioso en la verdulería, en el noticioso de las 9 informan sobre el caos y las cifras hablan de más y más caos, en las redes todos comentan sobre el caos, etc… Decido a consciencia que no voy a esos encuentros, entro y salgo de la verdulería haciendo Ho’oponopono o repitiendo el mantra que se me cante, desenchufo literal el plasma, salgo de Facebook y entro en YouTube y busco “Playing for change Guantanamera”, no sé… DESCONECTO mi foco de atención y lo redirecciono.
No importa por qué situación estés pasando porque siempre estamos transitando una situación. Lo que realmente va a hacer la diferencia en tu vida es la forma en la que decides PERCIBIR esa situación.
Ten siempre pronta y linda la mesa de ponerse en duda y siéntate contigo mismo o contigo misma a tomarte algo y reflexionar. Y hazte, frente a cualquier situación, siempre esta pregunta:
¿QUÉ ESCONDE DE BUENO ESTA VIVENCIA PARA MI?
Y permite que el Universo, a través del paso del tiempo, te de la respuesta. Dios SIEMPRE responde.
DESDRAMATIZA. DESACTIVA. DESCONECTA.
(María Van)
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